Por Cecilia M. García Muñoz El tiempo se acaba para todos. Para el XXII Ayuntamiento de Ensenada los días están contados y, con la extinción de esa administración, también se extinguía la viabilidad y supervivencia del Valle de Guadalupe, su vocación agrícola y la posibilidad de desarrollar un sitio turístico con características únicas, además de ser punta de lanza para la industria vitivinícola mexicana. Había mucho en juego. Trienios fueron y vinieron sin tomarse en serio