Crónica: La defensa de la vocación de un valle agrícola.
Por Cecilia M. García Muñoz
El tiempo se acaba para todos. Para el XXII Ayuntamiento de Ensenada los días están contados y, con la extinción de esa administración, también se extinguía la viabilidad y supervivencia del Valle de Guadalupe, su vocación agrícola y la posibilidad de desarrollar un sitio turístico con características únicas, además de ser punta de lanza para la industria vitivinícola mexicana.
Había mucho en juego. Trienios fueron y vinieron sin tomarse en serio las advertencias de colapso del ecosistema, de la industria, de la comunidad. Se publicaron libros, tesis de maestría, de doctorado. Se escribieron innumerables columnas editoriales. Las páginas de los diarios locales y nacionales invirtieron cualquier cantidad de tinta documentando el suceso Valle de Guadalupe y las amenazas que enfrentaba… Nada parecía suficiente.
En 2017, luego de mucho trabajo técnico y activa participación comunitaria y de sectores productivos, los valles de Baja California contaban ya con un Programa Sectorial de Desarrollo Urbano- Turístico de los Valles Vitivinícolas de la Zona Norte del Municipio de Ensenada (Región del Vino), un documento que, si bien era necesario, no bastaba porque requiere de un reglamento que enuncie con claridad lo que se puede y no se puede hacer para lograr ese desarrollo urbano-turístico ordenado, próspero y sostenible, deseable para los sitios del Programa. Sin reglamento, las proyecciones y consideraciones del Programa Sectorial no serían más que buenos deseos, algunas ideas, muchas lagunas y letra muerta al final de todo.
Enrique Pelayo Torres (2010-2013) y Gilberto Hirata Chico (2013-2016), con sus respectivos Cabildos, administraron las presiones de los sectores defensores del Valle de Guadalupe sin cerrarle el paso a desarrollos inapropiados para el sitio. Reuniones, consultas, mesas de trabajo, todo ocurría mientras el tiempo seguía pasando, los inversionistas llegando, las amenazas incrementándose y el desorden gestándose. Marco Antonio Novelo (2016-2019) y el Cabildo de esta administración hicieron lo propio literalmente hasta el final, cuando ya no se pudo más.
El 27 de septiembre de 2019, las voces de ejidatarios, de habitantes del Valle de Guadalupe, de la comunidad académica local (investigadores de UABC y CICESE), de propietarios de predios con vocación agrícola y de empresarios vitivinicultores se alzaron tanto que alcanzaron a romper la burbuja de simulación que durante meses encapsulaba al reglamento necesario.
A la organización comunitaria se le sumaron medios de comunicación locales, nacionales y hasta internacionales. Los exponentes del movimiento gastronómico bajacaliforniano pidieron refuerzos a sus colegas de todo el país. Notables de diferentes ámbitos decidieron darle voz al Valle y exigir, junto a los empresarios vitivinícolas que se dijeron dispuestos a todo; un alto al desorden y la discrecionalidad. Alto a la corrupción y la falta de ley, lugar en donde proliferan las peores prácticas de convivencia.
¡Sí al reglamento! Fue desde el inicio de este movimiento un grito de paz y de armonía, porque en sí mismo conlleva la búsqueda del marco en el que todo pueda convivir: los cielos estrellados con la vegetación nativa y endémica; el aire limpio de campo y una copa de buen vino mexicano; la gastronomía de alto nivel y la convivencia familiar; un paisaje hermoso y el sonido de las aves. Todo eso cabe en un reglamento. Todo eso se quiere proteger en el Valle de Guadalupe.
Qué paradójico resulta que usuarios de un sitio pidan encarecidamente se respete su derecho a tener reglas claras y, la autoridad, teóricamente diseñada para dar ese marco dentro del cual la sociedad conviva armoniosamente, resulte ser el obstáculo a salvar. Pero la espera terminó, por lo menos en este primer paso. Cerca de las 15:00 horas del viernes 27 de septiembre de 2019 el reglamento fue aprobado.
En el recinto municipal se dieron cita desde las 10:00 de la mañana personas interesadas en este tema y en más de 100 asuntos pendientes por resolver en esta administración. Un par de caballos montados por habitantes de alguno de los ejidos del Valle de Guadalupe llegaron hasta el Palacio Municipal. Pancartas de todos tamaños exigían, de una vez por todas, frenar el desorden de inversiones en el destino mexicano más buscado en Google en 2015, y el sitio llamado “producto turístico más prometedor de México” en 2019.
Las prácticas dilatorias por parte de los miembros del Cabildo y del Ayuntamiento para la resolución de este tema son inexplicables, lo mismo que la sesión a puerta cerrada.
De acuerdo a las Guías Técnicas de Administración Pública Municipal y de Organización de Cabildo publicadas por el Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal, las sesiones de Cabildo deberán ser periódicas y públicas, a menos que se traten asuntos que solo competen al Ayuntamiento o para dirimir asuntos de honor y justicia de alguno de los miembros del Cabildo.
Permisos de alcoholes, de uso de suelo, el reglamento para los valles vitivinícolas, el comodato para realizar un proyecto cultural o comunitario, y demás asuntos enlistados en el orden del día no ameritaban, según las mejores prácticas municipales de México, la reunión a puerta cerrada. Pero fue así. Tampoco se explica por qué un órgano de gobierno emanado del voto popular, necesite una docena de efectivos de policía antimotines para resguardar el sitio en el que sesiona en privado, porque afuera del mismo, ciudadanos interesados en los procesos institucionales se dan cita. Pero eso también fue así.
La industria vitivinícola de Baja California festeja por ahora, pero habrá que revisar toda la redacción aprobada y trabajar intensamente por la implementación del Reglamento. Habrá que ser tolerantes e incluyentes con los otros sectores con los que convive la viticultura en el Valle de Guadalupe y, sobre todo, aprovechar la unidad que como industria se ha conseguido con este tema, para diseñar el mejor presente y futuro posible para la joya de la corona de Baja California.
¿Qué se aprobó?
Con 11 votos a favor y cuatro abstenciones, el cabildo del XXII Ayuntamiento aprobó la creación del Reglamento de Zonificación y Usos de Suelo para el Programa Sectorial del Desarrollo Urbano- Turístico de los Valles Vitivinícolas de la Zona Norte del Municipio de Ensenada, Baja California.
El texto final, que debe ser publicado en el Periódico Oficial de Baja California aún no está disponible al público, pero se espera que lo esté pronto para poder estudiarlo a detalle.
El dictamen 001/2019 de las comisiones conjuntas de Gobernación y Legislación, la de Desarrollo Urbano y la de Desarrollo Regional Sustentable y Delegaciones, presentado por el regidor Ricardo Medina Fierro, establece que el Reglamento entrará en vigor al día siguiente de su publicación en el periódico Oficial del Estado de Baja California. La publicación depende del Gobernador del Estado.
¿Qué sigue?
El dictamen aprobado establece que, a partir de la publicación, en un término que no exceda de 30 días hábiles luego de la entrada en vigor del Reglamento, el presidente municipal, que ya será Armando Ayala en el XXIII Ayuntamiento de Ensenada, deberá convocar a la instalación y recepción de nombramiento de representantes de los organismos ciudadanos, así como la elección del Representante Ciudadano la Comisión.
Luego, dentro del término de 90 días hábiles a partir de la Conformación de la Comisión, esta deberá de crear su Reglamento Interior.
¿Y los desarrollos que ya están en el Valle de Guadalupe?
De acuerdo a lo publicado en medios de comunicación, los artículos transitorios del Reglamento establecen que los propietarios de predios que previo a la publicación del ordenamiento cuenten con construcciones o actividades que contravengan lo establecido en la zonificación y usos de suelo del Programa y artículos del Reglamento, dispondrán de un periodo de 90 días naturales una vez publicado, para notificar su situación a la Dirección de Administración Urbana, Ecología y Medio Ambiente ingresando a su vez el trámite correspondiente de Factibilidad de Uso de Suelo.
Dicha dependencia podrá orientar a los propietarios de esos predios, de tal manera que regularicen su situación y cumplir con los parámetros para coadyuvar con los objetivos del programa.
Una vez transcurrido el plazo señalado, los propietarios de cualquier predio que no hayan notificado su situación a la Dirección y se encuentre en incumplimiento a lo señalado por el Reglamento, serán sancionados conforme a las disposiciones aplicables, sin posibilidad de acceder a la regularización prevista en el artículo transitorio.
La lista de predios en proceso de regularización será compartida a la Comisión una vez transcurridos los 90 días, con el objetivo de transparentar el número de predios que se encuentren en proceso de cumplimiento.
Las autorizaciones, licencias o permisos que la autoridad correspondiente haya emitido previo a la publicación del Reglamento, serán sujetas a lo establecido en los ordenamientos jurídicos competentes.
Así es que la defensa de la vocación agrícola y el ordenamiento de las actividades ecoturísticas del Valle de Guadalupe apenas comienza. La buena noticia es que ya hay punto de partida. La mejor, que todavía queda mucho qué hacer y aportar Por Un Valle de Verdad.
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