La Muestra del Vino, un evento con discurso contundente. Por Cecilia García Muñoz
La Gran Muestra del Vino de la XXIX edición de las Fiestas de la Vendimia se propuso reinventar un evento que ya es tradición y consiguió emitir un discurso fuerte, unificado y consistente sobre lo que es y deberá seguir siendo la propuesta enogastronómica de Ensenada, Baja California. Camaradería, buen gusto, arte, conservación y respeto al medio ambiente; buena música, buena bebida y buena comida fueron las premisas estructurales de una gran fiesta ambientada, como ya es costumbre, en el Centro Cultural Riviera, emblemático inmueble del puerto bajacaliforniano.
El Comité Provino Baja California diseñó un modelo a prueba de fallas para la diversión y la apreciación del vino y la comida de Ensenada. Los asistentes podían seguir una ruta trazada por estaciones primero de vino blanco, luego de rosado y después de tinto; caminos salpicados de ofertas culinarias a modo de bocadillos, o simplemente caminar entre los jardines del Riviera o sus corredores interiores para ir descubriendo, paso a paso, puerta a puerta, patio a patio, a algún empresario productor de vino o dueño de restaurante que brindaba una probadita de este patrimonio intangible que ya es representativo del municipio, del estado y del país.
Muchos vinos, una sola industria
El discurso de unidad como sector estuvo presente en la dinámica de servicio del vino. Los 62 productores participantes tuvieron el compromiso de aportar dos etiquetas de sus creaciones para degustación, mismas que no serían presentadas por ellos, sino que serían servidas por algún colega que previamente estudió las características del vino, lo probó y pudo extraer de cada etiqueta sus peculiaridades para presentarlo como si fuera propio. Así, se pudo ver a reconocidos productores de vino presentando vinos de bodegas pequeñas o nuevas y a jóvenes productores haciéndose cargo de la oferta de vinos consagrados.
Las puertas se abrieron puntualmente. A las 19 horas fluyó ordenadamente la gente que pacientemente hizo filas en las estaciones de sus restaurantes favoritos para obtener una muestra. Participaron 55 restaurantes y otra vez, como en los demás eventos de Provino de este año, los asistentes contaban con una copa y un plato especial que, aunque desechable, era de material biodegradable y compostable: paja de trigo.
Estaciones de agua potable estratégicamente situadas, contenedores para desperdicios bien señalizados para separar los residuos y una clara preocupación por optimizar los recursos disponibles, fueron ingredientes clave de este evento que, junto con los demás de este ciclo 2019, no ha perdido oportunidad para poner sobre la mesa ciertos temas esenciales: la reflexión sobre el cuidado del entorno, la valorización de la singular naturaleza bajacaliforniana que ha permitido que Ensenada se convierte en la capital del vino mexicano y la responsabilidad que como exponentes de este sitio y sus actividades productivas tienen los productores de vino, de comida y sus consumidores.
Una serie de mamparos explicaban una de las principales preocupaciones de los productores del vino en Ensenada. Con claridad se expusieron los términos del Plan Sectorial que deberá ordenar las actividades en el tesoro del vino mexicano: el Valle de Guadalupe. Se mostraron los usos de suelo adecuados, los giros que por uso de suelo deberá tener el Valle, la organización del territorio para darle continuidad y certidumbre al sitio, a las inversiones y al patrimonio de todos los bajacalifornianos. Se explicaba el riesgo del desorden y de actividades nocivas como el “desmontado” de terrenos, la contaminación visual por señalizaciones privadas, el turismo offroad, la contaminación sonora por amplificadores y bocinas inmensas, el sinsentido de los espectaculares publicitarios que tapan el paisaje, lo injusto e insostenible de la acaparación de agua en albercas privadas, la contaminación lumínica y la afectación del paisaje por la construcción de bardas.
El mensaje tácito: el disfrute del vino implica actitudes y actividades con responsabilidad.
Se trata del vino de México
En esta edición, se convocó a Coahuila como región vitivinícola invitada. Bodegas como Vinos Don Leo, Casa Madero, Hacienda Florida y Bodegas Rivero González estuvieron partiendo plaza en un stand en el centro de los jardines del Riviera. La oferta de sus vinos permitió a los asistentes encontrar algunos rasgos distintivos de los vinos de este y aquel terruño, tenues notas minerales de distinto sabor se podían identificar.
La intención está clara: para catapultar el consumo y la cultura del vino en México hace falta mostrar el músculo del sector. Educar los paladares y despertar la curiosidad sobre cómo se hace y a qué sabe el jugo de la vid cultivado en otras tierras de México. La reciprocidad entre regiones permitirá llevar el vino bajacaliforniano hasta consumidores de otros lados y el de los demás estados productores de vino llegará bien arropado a la península. Para los extranjeros y demás regiones vitivinícolas del mundo, lo que se degustó en el evento se trata del vino hecho en México, por lo que el intercambio de experiencias se presenta como una buena estrategia para hacer más pesado el bloque.
El vino y la comida como arte y el arte para embellecerlo todo
Recientemente, la noticia de que se había podido fotografiar un agujero negro le daba a la humanidad la certeza de que el año 2019 se escribiría en la historia de la ciencia. Los más curiosos con esta noticia aprendimos que los científicos han estudiado durante años lo que podría ser evidencia de la existencia de los agujeros negros, cálculos matemáticos y demás eventos físicos pero que jamás lo habían podido ver. Esa fotografía lograda en abril de 2019 es un hito en la Historia.
¿A qué viene la referencia astrofísica? Pues es de rescatar este hecho para entender la instalación artística Horizonte de Sucesos que tuvo lugar en la Muestra del Vino. Al ser Ensenada la ciudad con más científicos por metro cuadrado y el municipio poseedor de uno de los telescopios más potentes del mundo dadas las condiciones de San Pedro Mártir, los artistas locales identificaron una oportunidad en estos temas astronómicos para comunicar el microcosmos vitivinícola.
La definición científica de un horizonte de sucesos se refiere a la frontera que delimita el punto de no retorno de un agujero negro. “La línea entre los objetos que se salvarán de ingresar o no a este”. Así, con todo esto en mente, la estación de vino espumoso daba la bienvenida a esta experiencia sensorial que agrupó a artistas como Hachemuda, Decer y Dani D’Acosta.
Entre pequeñas nubes de hielo seco y con una muestra de vino espumoso de Vena Cava, el espectador traspasaba la frontera del bullicio, risas y brindis de otras zonas del Riviera para adentrarse en una atmósfera envuelta por música en vivo, vocalizaciones armónicas y la proyección de videos con un sentido artístico notable. Todo en contrastes de luz y sombras y gamas de blanco, grises y negro.
Con copa en mano, el espectador se encuentra situado sobre un piso negro, bajo techo oscuro y paredes no iluminadas, y rodeado tomas de árboles de olivo danzantes, espigas de vegetación desértica que se mueven al viento o, quizá, al compás de la música. Matorral costero, vegetación de chaparral, hojas de vid y zarcillos en tomas abiertas, cerradas, en conjunto, en detalle. Parece que se oyen ráfagas de viento, parece que se sienten los cielos tranquilos del Valle de Guadalupe. Ventiladores gigantes recrean la sensación de ventiscas refrescantes: todo un entorno dispuesto para la reflexión y la recreación. ¿Qué tan cerca estamos de apreciarlo? ¿Qué tan cerca estamos de perderlo? ¿Qué podría irse directo al horizonte de sucesos y perderse para siempre? ¿Qué deberíamos salvar? La instalación es un éxito: nadie sale indiferente a ella.
El recorrido por expresiones artísticas siguió y siguió. En otro salón principalísimo del Riviera, música de piano, de saxofón, de violín podía apreciarse a cargo de exponentes como La Covacha Big Band y Pavel Cortez + Trompeta. En los jardines hubo diversos DJs, como La Libre N Tarin, Oro Negro, Winstone, Suricata, entre otros . Hubo grupos tocando en vivo como Carolina y sus santos, y Grupo Comisario hasta que tras tantas probaditas llegó el plato fuerte: Rubén Albarrán en el escenario principal.
La gente se congregó al pie del templete donde el vocalista de Café Tacuva, gran músico y experimentadísimo No DJ Set, fue explorando ritmos que llevaban poco a poco a todos a bailar, alzar los brazos, cantar y relacionar la experiencia del vino con el disfrute y la diversión. Bastaron escasos 15 minutos para que la conexión entre Albarrán y los asistentes a la Muestra fuera establecida con intensidad. La selección de música de Albarrán y lo mostrado en las pantallas gigantes durante su presentación fueron elocuentes enunciados de un discurso muy bien pensado por los creadores: identidad mexicana, unión, solidaridad, inclusión, respeto, conexión con el ambiente; valores que se podían beber, ver, oír, comer en todo el evento.
Un saldo muy positivo dejó la experiencia de la Muestra del Vino. Le sucedieron visitas enológicas, fiestas convocadas por cada bodega y la expectativa muy alta para la celebración del evento de clausura: el Concurso de Paellas. Las Fiestas de la Vendimia 2019 se plantan como una festividad madura, con objetivos visionarios, concretos y alcanzables. ¡Nos vemos en las Paellas!
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